Todos
los años en primavera hago una ruta por el Bierzo con el fin de conocerlo un
poco mejor. Una de mis preferidas fue la de Peñalba de Santiago. Había oído
hablar del Valle del Silencio pero no tenía ni idea de lo bonito que podía llegar
a ser.
Peñalba
de Santiago está a unos 20 km de
Ponferrada, se puede llegar hasta la
entrada de ese precioso pueblo en coche,
la carretera es bastante sinuosa y estrecha
hay que ir despacio (aunque recientemente ha sido arreglada con motivo del futuro mundial de ciclismo de Ponferrada 2014). A la entrada del pueblo hay un parking, el resto del recorrido se hace a pie. Es una suerte que no se pueda ir en coche ya
que de esa forma se disfruta más el
paisaje y de las calles del pueblo.
Dicen
que se llama Peñalba por el color de las rocas calizas.
Nada
más entrar te sientes transportado a otra época. El pueblo es digno de
ver, todas sus casas están restauradas,
sus calles son estrechas, empinadas y empedradas. Ha sido declarado Conjunto
Histórico-Artístico Nacional.
Cada detalle del pueblo está cuidado, en la foto de arriba me
llamó la atención esta puerta con gatera incluida.
Más o menos en el centro del pueblo se encuentra
la iglesia que era en un principio nuestro objetivo ya que es una de las pocas
de estilo mozárabe que podemos encontrar en Castilla y León. Una vecina muy
amable me explicó que la iglesia era parte
de un antiguo monasterio del que
no quedaba nada, fundado por San Genadio, el cual había sido obispo de Astorga
y se fue para Peñalba huyendo del ruido.
En la foto no se aprecia pero la iglesia está rodeada por un muro.
La
iglesia no es muy alta, lo que más me gustó es la puerta de entrada, está formada por un doble arco de herradura de estilo
mozárabe sostenido por tres columnas de mármol. También tiene restos de una
celosía de madera en una ventana.
Se pueden ver unas inscripciones
en otra puerta. En su interior está prohibido tomar fotos con flash, y tengo entendido que no abre todos los días.
La cueva de San Genadio
Pasado un tiempo San Genadio
se retiro a una cueva para meditar. Para llegar hasta allí, hay que recorrer
unos dos kilómetros por un sendero
El paseo es de lo más agradable y el paisaje precioso.
Pasamos por al lado del pequeño cementerio de pueblo.
Llegamos
a la cueva después de casi una hora, el paisaje fue el culpable. Nos
parábamos cada dos por tres para hacer
fotos o comentarios. No hay nada mejor para
desconectar del ruido, cuando vas caminando si dejas de hablar con las personas
que te acompañan te das cuenta que lo
único que se oye es : El silencio.
En
la entrada de la cueva hay una verja y una puerta de madera. Dentro de la cueva
solo hay un pequeño altar con San Genadio, un libro de firmas y unas velas.
Escondidos entra la roca se ven trocitos de papel,deseos dejados por los
visitantes con la esperanza de que se cumplan, yo también deje el mío.
Desde
la cueva hay unas magníficas vistas al valle del Silencio, que tiene bien
merecido su nombre.
Otras vistas del valle.
Después de ese relajante paseo, regresamos al pueblo, hicimos una parada más en la cantina para tomar algo fresquito. Para los turistas que no conocen el caldo gallego es una buena oportunidad de probarlo, tenía una pinta buenísima.
¡Qué bonito es el Bierzo!
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